9 ago 2010

Con Berlín a cuestas




Cuando aquel joven judío miope dejó Berlín en 1933 se llevó el espíritu de la ciudad escondido en su valija. Aquel que anidaba en los teatros de variedades y cabarets de la Friedrichstrasse. El mismo que revoloteaba entre las mesas de mármol del Cafe Bauer, entre las deliciosas vitrinas de la pastelería Kranzler o en los tea-rooms del Hotel Adlon en Unter den Linden. El que tenía su sitio en los hoteles y salones de baile de Postdamer Platz y en los elegantes garitos y tiendas de Kurfürstendamm.También se llevó el que residía en las viejas tabernas del barrio judío o en los bares de Nikoliaviertel junto al Spree.
Todo se lo llevó consigo.




Se llevo consigo a los pintores de Die Brucke. A los directores de la Kammerspielfilm y del expresionismo alemán. No se olvidó de llevarse las risas de Lubitsch, la mirada glacial de Marlene y la causticidad de jóvenes cachorros como Wilder o Preminger. Se llevó a Alfred Döblin y su Alexanderplatz. A los hermanos Mann. Al fabuloso drmaturgo Max Reinhardt y a la plantilla entera de la Bauhaus, desde el último delineante hasta el mismísimo Ludwig Mies Van der Rohe.
Nada dejó atrás y por eso se llevó también a su compañero de aventuras musicales, Bertold Brecht, y a su adorada, Lotte Lenya.



Kurt Weill se lo llevó a todo y dejó un desnudo paisaje épico a las botas totalitarias.  Tenía 33 años y había compuesto tres óperas y una cantata antes de que su colaboración con Brecht le llevara al éxito triunfal de "La Ópera de los tres centavos" llevada al cine por Georg Wilhelm Pabst en 1931.



Su entente con Brecht se prolongó en dos obras más como en la extraordinaria "Grandeza y decadencia de la ciudad de Mahagonny" Aquí Lotte interpreta su siempre moderno tema principal.



Resistió lo que pudo al acoso nazi y finalmente marchó a París antes de dirigirse en 1935 a su soñada Mahagonny. Se instaló en Nueva York con el propósito de empezar de cero y aunque estaba profundamente asqueado de todo lo que le había llevado allí -rechazaba hablar en su propio idioma- intentó crear una música híbrida donde se sintetizaba su profunda cultura musical con la tradición americana. Se apoyó en grandes escritores como Ira Greshwin o Maxwell Anderson y compuso óperas, musicales e incluso alguna banda sonora para película.
Kurt Weill murió de un ataque al corazón en 1950 cuando solo tenía 50 años.
Para entonces era el más alemán de los alemanes, el más americano de los americanos.
Había alcanzado la gloria con una obra contundente, prolífica y espigada de perlas inmortales: September Song, My Ship, Lost in the Stars y la tremebunda Speak Low.

13 comentarios:

  1. Precioso recuerdo de este inmenso ARTISTA que ES Kurt Weill. Los artistas nunca se van porque sus obras siguen viviendo para siempre.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Dr. Krapp, que interesante historia has contado en este post sobre ese gran compositor que fue Kurt Weill. Has subido uno de los temas más hermosos de los llamados "standards" de jazz, y probablemente uno de los más grabados, y uno de mis preferidos.
    Saludos,

    ResponderEliminar
  3. Un espíritu de incomensurable peso en esa valija con la que abordó su "Ship" y que para fortuna de todos soltó en Mahagonny, Doc.

    En el bolsillo probablemente solo 1"grosche" con la caras del arraigo y del desarraigo que le impedian hablar o cantar con voz queda y trémula.

    Todos los vídeos muy buenos y apropiados pero el introductorio de Charlie, genial. De la versión de cierre, ni hablar.

    ResponderEliminar
  4. Tremendo la capacidad, no sólo musical, sino contestataria y de sátira social del amigo Weill, especialmente en sus aventuras con el compadre Brecht. Un recuerdo necesario, Doc.

    ResponderEliminar
  5. Aquí estamos nosotros para recordarlos, Kuto. Sobre todo cuando han marcado época como Weill.

    Imagino que te refieres a Speak Low, Hector. Me atrevería a decir que es un tema con duende como dirían los flamencos.

    ResponderEliminar
  6. Llevaba todas sus afirmaciones y contradicciones encima y las convertía en algo propio, Armando. Weill tomaba y retomaba de todas las fuentes posibles desde la música dodecafónica hasta el cabaret o la música de organillo. Cuando llego a "Mahagonny" se abrió a otras dimensiones, las propias de su nuevo país,sin dejar de ser el mismo.

    Gracias, . Es indudable que Brecht fue una presencia fundamental en su obra pero tengo la impresión de que antes y después de trabajar con el dramaturgo ya era un iconoclasta.

    ResponderEliminar
  7. No es por nada ; pero este tio se llamaba como yo...ja.ja.ja.... (Kurt o Kuto) , tambien como un famoso Zangano de "La abeja Maya" (?).... ¡Lástima que eso no sea suficiente para heredar su talento!

    A "Speak low", Héctor ya le habia dado un repaso por varios interpretes. Con eso y este magnifico post que nos ha presentado el Dr. Krapp , podemos decir ,tranquilamente, que hemos aumentado nuestros conocimientos al respecto. Esta complementaridad se agradece mucho...
    Saludos a todos

    ResponderEliminar
  8. Y como el célebre detective Kurt Wallander cuyas novelas son mi más habitual lectura en este verano:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Kurt_Wallander

    La buena música, Kuto, tiene la peculiaridad de que por mucho que la toques y la retoques siempre te muestra su mejor cara.
    Saludos

    ResponderEliminar
  9. Veo que el viaje a Berlín te ha inspirado. Cuando se acerque mi viaje ya te consultaré.

    Hombre! Kurt Wallander!!!! Me las sé de memoria!! je je je

    Besos de medusa picona con tentáculos largos.

    ResponderEliminar
  10. Berlín tuvo siempre un sentido musical extraordinario.
    Por si te apetece verla te recomiendo serie Wallander con Rolf Lassgard de protagonista. Es mas fiel a las novelas que la que interpreta Kenneth Brannagh. Las dos son accesibles en la red.
    Lo de la medusa me asusta, no tengo buenas experiencias con esos bichos, pero acepto esos besos y te los devuelvo.
    Por cierto, Blogger ya elimina automáticamente los spams que se colaban en los blos, No se requiere moderación.

    ResponderEliminar
  11. Tengo tantas limitaciones - USB Movistar - que sólo puedo leer el texto de tu entrada. Estoy convencido de que la selección musical que has hecho es de la calidad acostumbrada: óptima.

    Un cordial saludo

    ResponderEliminar
  12. y no puedo elegir... me encanta cantar la de la mujer del soldado...

    ResponderEliminar
  13. Gracias, Luis, cuando tengas oportunidad no dejes de pasearte por el mundo musical de Kurt Weill. Grandes músicos y cantantes han realizado discos sobre su obra. En español, Ana Belén y Miguel Rios.


    Una hermosura La mujer del soldado, Myriam. Me encanta la versión de PJ Harvey con su toque teatral.
    http://www.youtube.com/watch?v=adUYkPUI-KQ

    ResponderEliminar

Y la actuación estelar de:

Archivo del blog