2 may 2011

Son House entre Dios y el diablo

Escribe Ted Goia en su excelente “Blues: la música del Delta del Mississippi” que Son House era un hombre de marcadas contradicciones. Cantando proyectaba su voz hasta las últimas filas y en cambio hablaba en voz muy baja, casi susurrando.

¡Oh, me voy a hacer religioso
me voy a unir a la Iglesia Baptista
¡Oh, me voy a hacer religioso
me voy a unir a la Iglesia Baptista
Voy a ser un predicador baptista
y no tendré que trabajar.
Son House era capaz de cantar un blues tan irónico después de decirle a su público, su descreído público juvenil de los 60, que debían elegir entre Dios y el diablo ya que ambos no caben en el mismo saco.

Sostiene Ted Goia que Son House cantando como poseído en Preachin' the Blues nos recuerda a Jacob luchando toda la noche con el Ángel de Jehova
Efectivamente, la vida de Son House se movió siempre entre el fervor religioso y sus pulsiones profundas hacia la "pecaminosa" música profana.  Con su vieja guitarra rota y su cuello de botella usado como slide, con su voz poderosa e intensa y su letras ardientes, Son House  se convirtió junto a Charley Patton en el gran pionero del blues del Delta y principal mentor del mítico Robert Johnson.

Y sin embargo nunca dio demasiado valor a su música. Puede que tuviera buenas razones para ello, más allá de sus escrúpulos religiosos: cuando iba a dedicarse de forma profesional se vio involucrado en un crimen tras una reyerta callejera. Él siempre alegó que fue en defensa propia. El hecho es que acabó en la célebre cárcel de Parchman que con el tiempo se convertiría en el principal vivero de información para los estudiosos del blues rural.
  Después de aquella experiencia, Son House realiza su primeras grabaciones en 1930 cuando acompaña a un experimentado Charley Patton a la ciudad de Grafton. Esta es la versión de 1968, junto a Buddy Guy, de uno de sus temas memorables de aquella sesión.

Llegó la Gran Depresión y por razones puramente económicas aquellas canciones no tuvieron la repercusión esperada. Quebraron los sellos y los discos quedaron almacenados en oscuros archivos cubiertos de polvo. No había eco para aquella voz majestuosa. Las grabaciones de Alan Lomax en la década de los 40
para la Biblioteca del Congreso fueron por motivos puramente etnográficos y Son no tuvo la fortuna que acompañó a Leadbelly.
Muchos pensaron que el inspirador de Robert Johnson y colega de Charley Patton había muerto y se llevaron una enorme sorpresa cuando los "cazadores de viejos bluesmen" lo encontraron viviendo como jubilado de ferrocarriles en Rochester, muy lejos del Delta y al lado mismo de la ciudad de Nueva York. Fue como localizar la misma tumba de Tutankamon en 1964.  Luego llegaron 10 años de fama para un sorprendido Son House aupado a la gloria por un montón de hippies entusiastas. Se retiró en 1974 y murió en 1988.

Dice Ted Goia en su libro: "
Incluso cuando era viejo golpeaba las cuerdas con una gran intensidad (...) Parece que la música no se toca en el instrumento sino que se arranca de él (..) Produce la sensación de que la guitarra está suplicando que le dé un respiro"

Y la actuación estelar de:

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