30 oct 2012

Balada del que nunca fue a Manhattan

22 oct 2012

Sin argumentos, ni pretensiones

Han llegado a mí en estos días por puro azar y sin que yo las hubiera buscado. 
La verdad es que me gustan y eso ya es motivo suficiente para colocarlas en la misma entrada. Son dos versiones y un tema original. Quizás compartan un mismo territorio emocional y por eso han terminado por unirse en esta entrada. Aunque no estoy seguro. Decididlo vosotros si os apetece. Hoy no tengo demasiados argumentos. Ni demasiadas pretensiones.  Me conformo con dejarme llevar por la música.
Empezamos por un violonchelo que se hace saxo soprano cuando lo toca uno de los más afamados músicos de estudio de este país, Andreas Prittwitz. Un alemán radicado en España soplador magnifico con cualquier tipo de instrumentos de viento. Un tipo atrevido que no muestra excesiva reverencia a los clásicos -incluso al divino Bach- y éstos, al parecer, no deben sentirse agraviados, aunque a saber lo que piensan ellos desde su Olimpo celeste. Aquí acompañan a Prittwitz: Beatriz Amezúa al violín, Laura Salinas a la viola da gamba, Ramiro Morales a la guitarra barroca, Antonio Toledo a la guitarra española e Ivan Mellén a la percusión. Laurie Anderson, Sra de Lou Reed desde el 2008, es una reina de la vanguardia cultural americana desde aquellos años setenta en que fue amamantada en los prolíficas ubres de la factoria Warhol. Hay que recordar aquel superventas titulado O Superman de 1981 y sus incursiones en la música electrónica y el sampleado mucho antes de que estos "modos" se pusieran de moda. No es muy prolífica, pero siempre tiene algo nuevo que contar. En su último disco del 2010, Homeland, nos vuelve a hipnotizar con argumentos demoledores. Un conocido standard de Rodgers y Hart cierra esta entrada. Interpretado por el Quinteto de Kenny Garrett cuando éste con 24 años, hacía su debut como solista en Introducing Kenny Garrett. Eran años de experimentación y aprendizaje previos a su "master de graduación" junto a Miles Davis. En su disco inagural le acompañaban el gran trompetista Woody Shaw, junto a una sección rítmica formada por Mulgrew Miller, Nat Reeves y Tony Reedus, piano, contrabajo y batería respectivamente.

11 oct 2012

Tornado de emociones

Lo bueno que tienen algunos intérpretes es que nos enseñan lo frágiles que son esas absurdas celdas con las que se pretenden encarcelar la música por géneros y estilos. Un tinglado de cartón piedra condenado al derrumbe cuando un tipo como Lou Rawls convierte una canción, cualquier canción, en un tornado de emociones. ¿Blues, Soul, Jazz? ¿Y que más da? ¿Nos gusta la música o somos como esos niños que van a la famosa cadena de comida rápida porque les gusta el papel en que va envuelta la hamburguesa? 
En el caso de Rawls, la cosa está clara: abrevó en todos los géneros y en todos ellos demostró su extraordinario talento edificado sobre unas portentosas dotes vocales. No, no  lo busquéis en el santoral musical, estuvo en demasiadas partes para conformarse con un solo altar.
Empezó como tantos, cantando en el coro de su iglesia y desde allí sus pasos se dirigieron al gospel  donde tuvo la oportunidad de cantar junto a su ídolo, Sam Cooke. Estaba acompañado de este cantante cuando sufrió un accidente que casi le cuesta la vida, en coma durante varios días y sin memoria alrededor de un año. Aquello supuso un ruptura con su vida anterior y al igual que su maestro se pasó a la música profana. Su debut discográfico lo llevo al terreno del jazz junto al grupo de Les McCann. (La primera parte de este vídeo hasta el minuto 5,06) No puedo dejar de recordar que en ese mismo año de su debut discográfico, 1962, es el encargado de poner los coros a la que considero una de las más bellas canciones de todos los tiempos modernos: Bring it on home to me  interpretada por Sam Cooke.  
Para el cantante era un  época de tanteo y siendo tan versátil su discográfica, Capitol Records, no sabía en que género colocarlo. La verdad es que donde Rawls se sentía mejor era actuando en clubs  nocturnos donde aderezaba sus canciones con largos y divertido monólogos de presentación, los llamados raps, anticipándose al nacimiento del hi hop.  Algo parecido a lo que hace aquí en la presentación de  una de sus canciones más emblemáticas, Dead End Street, con la que consiguió su primer Grammy.   Había cierta lógica, y no solo de tipo mercantil, en que nuestro personaje se inclinara finalmente por la música soul cuando este movimiento vivía su máximo momento de esplendor a mediados de los 60. Love Is a Hurtin' Thing, Your Good Thing (Is About to End) fueron sus primeros hits. Este tema en defensa del orgullo racial, Natural Man, se convirtió en un éxito con su segunda discográfica, MGM
En lo sesenta es fichado  por los prohombres del sonido de Filadelfia convirtiéndose en una figura trascendental de la Philadelphia International con éxitos tan avasalladores como You'll Never Find Another Love Like Mine, See You When I Git There o Lady Love

En los años 80 y 90, Lou Rawls se dedico al showbusiness desde su faceta mas acomodaticia. Giras, versiones de viejas canciones pop/rock,  intervenciones como actor en películas y series de televisión y hasta como doblador en películas de dibujos animados. Un aspecto destacado son sus duetos con otros cantantes. Su último gran "pelotazo" se produce precisamente en este terreno, con este "cover" junto Dianne Reeves y Stanley Turrentine de un  maravilloso tema que llevó a la cima la gran Etta James.
Al final de su vida,  su viejo instinto musical le llevó otra vez a sus orígenes, cerca del gospel y el jazz. Su último disco, tres años antes de su muerte en el 2006, es ni más ni menos que un homenaje a Frank Sinatra. Un tornado de emociones hasta el final.

2 oct 2012

Tres momentos y una canción

Simplificando de forma injusta una brillante aunque corta trayectoria musical, podemos resumir la carrera de Thad Jones en tres momentos y una canción. El primer momento fue su nacimiento en el seno de una familia de diez hermanos que regaló al jazz tres músicos de calidad extraordinaria: Hank, Elvin y el propio Thad. Su segundo momento sería su entrada en la orquesta de Count Basie en 1954 donde el trompetista pudo demostrar su talento como compositor y arreglador. El tercero fue cuando esas dotes dieron su fruto con la formación de la Thad Jones/Mel Lewis Orchestra en 1965. Esta gran orquesta podría ser su legado más duradero a la historia del jazz si no  hubiera tenido la feliz idea de crear una canción al que estará ligada su memoria para siempre. 
A Child is Born es un tema compuesto por Thad en 1969 con letra posterior de Alec Wilder. Probablemente la idea para la pieza proceda de un drama navideño de Stephen Vincent Benet con el mismo título, muy popular en los 50, donde se recreaba el nacimiento de Jesús. Un tema de talante navideño, que es cuando más suena, pero con un  toque poético tan poderoso que ha deslumbrado a aquellos que han convertido el lirismo en su forma habitual de expresión. En 1984, Stanley Turrentine, en compañía de George Benson, Ron Carter y Jimmy Smith entre otros, realiza esta conmovedora versión. Es necesario acabar con una interpretación cantada. Hay muchas. Como la de Sheila Jordan -que no he localizado en Internet- Carmen McRae, Dianne Reeves etc..Quizás la más conocida sea la que grabaron Bill Evans y Tony Bennett en su segundo disco juntos, pero para no repetir intérprete pondré una versión grabada por Dee Dee Bridgewater en el Festival de Montreaux de 1990.

Y la actuación estelar de:

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