29 dic 2013

2, 0, 1, 3 y adiós

Vamos a jugar con las cifras de este año que está soltando sus últimas bocanadas. Mejor así, que se largue bien pronto y le vaya bonito  en el cementerio de los años perdidos, allí donde los recuerdos adquieren la solidez de las lápidas. 
2 temas de dos gloriosos músicos de jazz que nos han abandonado en este mes de diciembre. 
Uno era la personificación de la calma, de la sutileza, de la hondura al amparo de esa guitarra a la que era capaz de sacar una expresividad inaudita y casi diría irrepetible. En este vídeo está acompañado por las manos magistrales de Michel Petrucciani, con el que formó un tandem cum laude.
Un día antes de la Nochebuena falleció a los 93 años, Yusef Lateef, un músico en constante búsqueda de su propia identidad y que no tuve reparo en ir dejando por el camino sus viejos ropajes: su propio nombre, William Emanuel Huddleston; los sonidos en las que se había forjado y su bagaje musical al introducir en el jazz instrumentos tan clásicos como el fagot o el oboe y otros tan extraños a la cultura occidental como el shanai, el shum, el koto o el argul.
0 glorioso y reluciente a  muchos de los sucesos que hemos vivido y sufrido en este año que termina, pero prefiero dejarlo a vuestro libre y atinado albedrío ya que estás cosas son muy de cada cual y cada cual las sufre a su personal manera.
1 de los nuestros. De mi generación. De esos que te prolongan a ti mismo en sus canciones. Y se murió el mismo día de Nochebuena. Una perdida que se siente cercana y duele. Duele mucho. Al menos, Germán, no se preguntará nunca más aquello de "no sé por que todo sale mal".
 
3 versiones para reivindicar un tema, del que ya he hablado en alguna ocasión en este blog, y que está siendo utilizado por una conocidísima marca de moda y perfumes en sus ventas navideñas. Por cierto ¿por qué son tan ininteligibles los anuncios de perfumes? Eso requiere un estudio serio por mi parte. Yendo a la cuestión, no es que a uno le parezca mal que Scarlett Johansson y Matthew McConaughey protagonicen un anuncio donde suena de fondo un fragmento de esta maravilla, pero es que me sabe a poco y después de la ráfaga me apetece oírlo de nuevo de principìo al fin  y por 3 intérpretes diferentes: Mina, Franco Battiato (me encanta su inserción con imágenes de Luces de la Ciudad de Chaplin) y su propio autor el grandísimo Gino Paoli que para mí ya tiene ganado el cielo, valga la redundancia, con esta joya. 
Como lo tenéis ganado vosotros por haberme seguido hasta aquí.
Feliz 2014.
 

11 dic 2013

Como una celebración interminable

La sobresaturación informativa que se ha producido tras la muerte de Mandela ha sido realmente aterradora y sin embargo uno tiene la sospecha de que no se ha hecho justicia al extraordinario luchador sudafricano. Ayer mismo a raíz del comentario de un amigo escribí ésto en el Facebook
"Lo que hizo Mandela fue una estrategia de supervivencia para evitar una guerra civil contra los afrikaners que estaban armados hasta las cejas y los zulús que habían colaborado con el régimen racista y querían acabar con el CNA. Él se movió con habilidad, pero nunca llegó al entreguismo ya que era lo que las circunstancias demandaban. El uso de su figura despojado de su lucha y convertido en nuevo santo laico para justificar los crímenes de las élites políticas mundiales, de todas sin excepción, es el precio que debemos pagar por su ejemplo. Pero eso ya es muy viejo, empezó en Jesucristo y se prolongó con Francisco de Asís y los que vinieron después hasta Luther King o Gandhi"  
Es hermoso que mucha de la música que se ha hecho en favor del ídolo tenga ese aire festivo y bailable. Quizás todo empezó con esa mítica pieza, omnipresente en estos días, creada por Jerry Dammers exlider de The Specials y fundador de su continuación en el espacio/ tiempo, The Specials AKA. Si queréis saber como se gestó el tema y sus consecuencias es muy recomendable este artículo de Diego A. Manrique en la edición de hace dos días de El País
 

Puede filmar Clint Eastwood lo que quiera e intentar tranquilizar la mala conciencia de la comunidad blanca sosteniendo que la unidad del pueblo sudafricano se produjo tras la final de un campeonato mundial de rugby, un deporte que sigue siendo coto exclusivo de una raza, pero no es cierto. Mucho antes estuvo la música. El pueblo sudafricano es lo que es gracias a la música.
 

En los 50, cuando la política del apartheid estaba empezando a demostrar su despiadada criminalidad, resurgía la cultura negra y su música en un inmenso guetto a las afuera de Johannesburgo. Se llamado Sophiatown y allí un inquieto montón de chicos, amantes de la música, creó el primer grupo de jazz africano, The Jazz Epistles. Un musical, sobre un boxeador sudafricano, fue su gran oportunidad de triunfar dentro y fuera de su país.
 

Fue todo demasiado efímero. La espantosa represión, generalizada a partir de 1960, acabo con Sophiatown y todo aquel incipiente oasis musical y obligó a sus más conocidos representantes- Hugh Masekela, Miriam Makeba, Chris McGregorAbdullah Ibrahim, Jonas Gwangwa o Kippie Moeketsi a exiliarse al extranjero.
Los "domesticadores" blancos eran muy ingenuos si creían que podían encauzar la  incontenible catarata de la música sudafricana, nacida en la precariedad de guetos y arrabales, pero triunfante, luminosa y alegre. Como una celebración interminable.

1 dic 2013

Un flechazo musical y otros amores primerizos

En la última entrada de su blog, Jazz, ese ruido, Félix Amador Gálvez nos invita a los lectores a que escribamos sobre quién nos inspiro para convertirnos en amantes de esta música inacabable que es el jazz. Mi comentario fue éste: 
“En casa algún disco de las orquestas de Benny Goodman o Duke Ellington y un día aluciné con el My Favorite Things de Coltrane. Pero antes, al final de los 70, -sin saber que se trataba de jazz- me daba calma, paz y sosiego en mi tumultuosa adolescencia esta sintonía de Encuentro con las Letras que hace muy poco encontré en Internet después de tantos años."
Aclaro para los que lo desconozcan o no lo recuerden: Encuentros con las Letras era un programa de Televisión Española entre finales de los 70 y principios de los 80, dedicado a la literatura. En él, prestigiosos profesionales del periodismo y la escritura como Carlos Vélez, Daniel Sueiro, Esther Benítez, Jesús Torbado, Andrés Trapiello o el inefable y por entonces muy juvenil Fernando Sánchez Dragó, entrevistaban a los diferentes autores y revisaban en una mesa redonda los libros que habían despertado su interés entre los recientemente publicados. Un paraíso repleto de vivificantes manjares por un chaval devoralibros como era yo por entonces y en el que se entraba a través de este inolvidable preámbulo musical:  
Mi amigo Rick ha tenido la generosidad de enviarme este fragmento, maleado por las nieves del tiempo pero que quizás os sirva para entender mi primera fascinación por aquella música desconocida y placentera.
No sé quién es el autor de esta versión y aunque lo he intentado en alguna ocasión, no  he utilizado todos los resortes que la red ofrece para localizar al responsable. También he de confesaros que hasta la semana pasada solo tenía un vago recuerdo de esta melodía y que fue entonces cuando me lo encontré de nuevo, mayor pero increíblemente bella como entonces,
en uno esos programas recopilatarios que se pueden encontrar en la web de RTVE. Si alguien sabe más sobre esta versión de "Días de vino y rosas" le estaré tremendamente agradecido.
Luego llegó el swing y un destartalado disco que tenía como protagonista a la muy celebrada Orquesta de Benny Goodman. Estos dos temas, pero en versiones mucho más antiguas, formaron parte de mi bautizo jazzístico.
 

Pero la guinda de la tarta la puso el Duke quizás, en parte, por culpa de este inmenso tema.

Y la actuación estelar de:

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