El Brill Building de Nueva York era un lugar con cierta tradición al respecto, ya que desde antes de la Segunda Guerra Mundial era sede de muchas de las oficinas de las grandes editoras musicales que pululaban en la Gran Manzana. Allí llegaron en 1958 dos compositores y productores ambiciosos llamados Don Kirshner y Al Nevins creadores de Aldon Music, la más exitosa fábrica de canciones que conocería la música popular desde los tiempos de la legendaria Tin Pan Alley. Avispados negociantes, reclutaron a gente joven, tremendamente joven, para manufacturar sus éxitos. Quizás porque les podían pagar menos. Quizás porque entendieron que a su potencial público adolescente solo lo podían entender bien otros adolescentes como ellos.
Ella era una espabilada chica judía de 16 años residente en Brooklyn que cantaba, tocaba el piano y hasta tenía un grupo propio. Él era un compañero de estudios que tenía 3 años más y hacía sus pinitos como poeta. Se complementaban bien en todos los aspectos y decidieron que podrían ser una buena pareja tanto en lo artístico como en lo sentimental. Como una de esas románticas películas de aquellos tiempos se casaron un año más tarde, en 1959, y formaron la más famosa pareja de compositores de la escudería de Aldon Music. Junto a ellos estaban gente como Barry Mann, Cynthia Weil, Neil Sedaka, Neil Diamond, Paul Simon, Phil Spector, Howard Greenfield o Jack Keller.
La posteridad le ha dado un lugar de privilegio a la maravillosa y excepcional Carole King pero le ha reservado un lugar más discreto para su acompañante de primera hora. Gerry Goffin. El hecho es que los éxitos de la pareja abarcaron hasta mediados de los 60. A partir de ahí sus vidas se bifurcaron. Gerry Goffin se metió en cuerpo y alma en la experiencia hippie y tras visitar toda clase de paraísos artificiales salio de allí maltrecho y con una severa enfermedad psiquiátrica. Se separó de su mujer en 1969, antes de que la cantante se lanzase a su fulgurante carrera artística a principios de los 70, y tras una dificil rehabilitación siguió componiendo, y grabando algún disco de escaso éxito ya que revelaban sus escasas dotes vocales. Así transcurrió su vida y nos hemos vuelto a acordar de él tras su muerte el 19 de este mismo mes de junio. Pero volvamos al principio, al primer gran tema de la pareja, Will You Love Me Tomorrow, interpretado originalmente por The Shirelles y aquí en una versión actual de Amy Winehouse. Ese fue el primer gran éxito del dúo pero en ese mismo año, 1961, tuvieron otros 20 más. Entre ellos destaca uno por su singularidad. Resulta que descubrieron, o así dice la leyenda, que la niñera que cuidaba a su propia hija llamada Eva Narcissus Boyd, tenía una voz excepcional y sin pensarlo mucho le ofrecieron una de sus canciones, Keep Your Hands Off My Baby. Fue un éxito más de la pareja y u año más tarde el triunfo fue aún mayor cuando Little Eva reventó las listas de todo el mundo con The Loco-Motion.
A los componentes de The Animals no les entusiasmaba hacer versiones de temas salidos de la factoría de la Brill. En The Story Of Bo Diddley (1964) habían ironizado sobre la decadencia del rock desde finales de los 50 usando como ejemplo el título de una canción de la exitosa pareja:
"Then in the U.S. music scene there was big changes made
Due to circumstances beyond our control such as payola
The rock n roll scene died after two years of solid rock and you got discs like,
Ah...
Take good care of my baby
Please don't ever make her blue and so forth"
Please don't ever make her blue and so forth"
En el rock siempre hay tiempo para el arrepentimiento, por eso un año más tarde con su nuevo productor, Tom Wilson, aquel que les había prometido una libertad artística que no poseían con el antiguo, el célebre Micky Most, tuvieron que aceptar un tema del dúo King/Goffin. Fue uno de sus grandes éxitos y alcanzó el número 6 en la listas británicas de singles.
Esta podría ser una entrada casi interminable, tan interminable como los éxitos de aquel dúo siempre inspirado. Como de todas formas hay que acabar, mejor hacerlo con una canción reflejela idiosincrasia de Gerry Goffin y esa comprensión que se dice que tenía de los sentimientos femeninos. Es un tema escrito para la Reina del Soul, parte fundamental de su maravilloso repertorio y que apareció por primera vez en un disco sencillo de 1967. Cuesta decir adios a aquella joven pareja que creó tantas famosas canciones.