Navegaba por Internet sin rumbo, a la caza de algo nuevo para este blog, cuando de repente habiendo recalado en las maravillosas músicas de esa no menos maravillosa serie llamada Boardwalk Empire -obligatoria si sois aficionados la temática de gangsters, Ley Seca, FBI etc-- me topé con este tema.
Nunca he podido resistirme a la tentación de estas voces roncas, enérgicas y curtidas. Cuando las oigo, siento que hay mucha vida detrás ...y que esa vida me llama.
Le pregunté pues a la sibila de Internet que me informase sobre esta mujer y ella me dice que se llamaba Alberta Hunter, nacida en 1895 y fallecida en 1984. Una cantante del llamado "blues clásico" y por lo tanto contemporánea de Bessie Smith, Ma Rainey, Ethel Waters etc. Como las otras, también tuvo una vida difícil. Hija de una criada de burdel abandonada por su marido, empezó actuando desde niña en esa clase de lugares y en cabarets de mala muerte, antes de encontrar su primeras oportunidades en Chicago.
En 1920, con la promulgación de la Ley Seca un ciclón de vida y muerte se había instalado en la ciudad convirtiéndola en el centro del contrabando de licor. Allí mantuvo contactos con el combo de King Oliver y en especial con su pianista Lil Hardin. Pronto huyó del maremagnum de la Ciudad del Viento para instalarse en el ambiente más relajado de la Gran Manzana. Allí se acompaña de un joven pianista llamado Fletcher Henderson, compone canciones -una de ellas será el primer éxito de Bessie Smith- , graba con distintos nombres artísticos para distintas compañías y actúa en revistas musicales.
En 1927 se marcha Europa y así como en su época neoyorquina había sustituido en una revista a Bessie Smith, su oportunidad le llega en Francia ocupando en el escenario el lugar de Josephine Baker.
Su estancia en Europa se prolongó hasta finales de los 30. Volvió a casa, pero enseguida fue parte de las giras que animaban a los soldados americanos primero en la Segunda Guerra Mundial y luego en la guerra de Corea. En 1956 a punto de cumplir los 60 años decide hacerse enfermera y olvidarse de su larga carrera musical. Eso no le impide hacer alguna grabación esporádica junto a cantantes de los viejos tiempos aunque profesionalmente su decisión de abandonara la música era irrevocable..
Tenía más de 80 años cuando le llegó su jubilación como enfermera. Joven como era, algo tenía que hacer y decidió volver a la música.
Un contrato de dos semanas en un club del Greenwich Village, luego prolongado de forma indefinida hasta convertirse en el fenómeno de la temporada. Alberta Hunter había vuelto para quedarse y el viejo John Hammond, siempre con la red preparada, vio en Alberta una buena oportunidad. Las grabaciones no consiguieron el éxito esperado pero llovieron las ofertas de actuación en todo el mundo y surgieron propuestas sorprendentes como realizar una banda sonora para un film de Robert Altman , actuar en la Casa Blanca o escribir su propia autobiografía. Tras su muerte se realizaron dos documentales que nos han transmitido su legado vital y musical.
No, esta historia no se merece un final con música triste y melancólica.
Mejor sera echar el cierre con una cosa que refleje el dinamismo y el espíritu indomable de esta mujer.
Aunque la entrada se haga muy muy larga.
Perdonadme.
1966 (X)
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*“Eran las once de la mañana y empezamos a darle vueltas a unos riffs. No
llevábamos allí más de media hora y surgió la idea. Steve había estado
cantando ...
Hace 2 días