
¿Cuantas veces podéis oír una canción, en interpretaciones diferentes, sin sufrir síntomas de agotamiento? Yo he hecho la prueba con una de las canciones más legendarias de la tradición musical norteamericana. La he escuchado en casi 50 versiones y me sigue gustando. Pero mi opinión no tiene ningún valor, está basada en mi excesiva subjetividad.
Cambiaré el orden cronológico acostumbrado en mis entradas por otro de tipo sentimental. No es casualidad que me enganchara este tema en su versión de la Creedence Clearwater Revival, hubo un tiempo en que musicalmente solo revivía con ellos. Aún así, es la primera vez que llegan a este blog. Me pondré unos gastados tejanos y mi mejor camisa de cuadros para recibirlos como se merecen.
Sé que os inquieta eso del Especial de Medianoche. No imaginéis más, se trata de un tren. Uno de esos trenes legendarios que forjaron la leyenda y las canciones de la América brava y salvaje. En este caso su autor anónimo debía ser un presidiario de raza blanca que veía pasar aquel tren nocturno desde su celda y lo consideraba como una luminosa esperanza de libertad.
Te despiertas por la mañana,
Oyes la campana de faenar,
Y te conducen a la mesa
Para ver lo de siempre.
Oyes la campana de faenar,
Y te conducen a la mesa
Para ver lo de siempre.
En la mesa no hay comida,
En la sartén no hay tocino.
Pero más te vale no quejarte, chico,
Para no meterte en líos con el que manda.
Deja que el especial de medianoche
Me ilumine con su luz.
(Los dos últimos versos se repiten tres veces)
(Los dos últimos versos se repiten tres veces)
Deja que el especial de medianoche
Me ilumine con su luz eternamente amorosa.
Ojo con estas cosas, a esas horas nocturnas hay que andar con cierto cuidado. No todos los Especiales de Medianoche son el mismo Especial de Medianoche. Al menos Jimmy Smith, Stanley Turrentine, Kenny Burrell y Donald Bailey, lo tuvieron muy presente en aquella célebre grabación de 1960. Aunque también la cosa va de trenes.
Volvamos al tema de marras que tuvo su primera versión escrita en 1905 y su primera grabación en 1926 en la voz de un tal Dave "Pistol Pete" Cutrell que a su vez era miembro de la primera banda de peligrosos vaqueros que cambió pistolas por canciones, me refiero a la Oklahoma Cowboys de Billy MCGinty. Estos fueron los autores de la segunda versión grabada, en 1929, cuando Billy MCGinty fue sustituido como sheriff de la banda por Otto Gray.
La siguiente grabación tiene su historia, ya que se originó cuando John y Alan Lomax visitaron a Huddie William Ledbetter "Leadbelly" mientras estaba éste en una prisión agrícola de Lousiana. (Aquí tenéis el enlace a la entrada que le dediqué a este bluesman en su día) Luego Leadbelly, al alcanzar el estrellato, hizo varias versiones del tema. En ésta está acompañado por el Golden Gate Quartet:
Los Lomax creyeron durante un tiempo que el tema era original del propio Leadbelly. En realidad, lo que hizo éste fue permitirse algunas licencias poéticas para llevarla a su territorio, es decir, como negro, bluesman y expresidiario.
Aquí tenemos una interpretación en directo de una poderosa mujer, la indomable Odetta, conocida como "La voz de los derechos civiles", figura clave para Bob Dylan y todos los grandes folkies de los 60.
Podríamos seguir acumulando nuevas visiones de la vieja canción: Big Bill Bronzy, Kingson Trío, Pete Seeger, Big Joe Turner, Little Richard, Harry Belafonte, Eric Clapton, Spencer Davis Group, Paul McCartney en este mismo 2013 o una sensacional de Sonny Terry y Brownie McGee de la que os dejo el enlace. Pero, claro cuando aparece el león los demás deben retirarse a un segunda plano y más cuando está en plan fin de fiesta -creo que se trata de la actuación para el Año Nuevo del 2000- y hasta parece que no tiene uno de esos días en que le da por rugir a la concurrencia. Le acompañan Bryan Ferry, Ron Wood y Lonnie Donegan, el rey del Skiffle, otro intérprete habitual del tema. Estais invitados, no hay que pagar ni recoger entrada.