28 sept 2008

Crack is crack



La época de la Gran Depresión, que siguió al crack del 29, conserva algunas imágenes evanescentes. Cuando en Norteamérica la codicia estaba a punto de romper el saco, el Gran Gatsby aun se creía inmortal sentado en un descapotable con el traje color manteca. Los invitados a sus fiestas de Long Island eran los que se habían hecho millonarios en un solo día especulando en la Bolsa. Llevaban sombreros el ala blanda y los pantalones con muchos pliegues; sus chicas lucían el talle en mitad de las caderas y collares hasta la cintura. Entraban y salían de la mansión de Gatsby, se bebían su whisky, se bañaban en su piscina, bailan el foxtrot en sus salones y el anfitrión ni siquiera los conocía. Aquellas libélulas de oro creían haber conquistado el derecho a ser felices fluctuando en medio del dinero enloquecido. Maullaba en los garitos la gata Billie, las metralletas de los gángsteres hacían el contrapunto al clarinete de Benny Goodman, pero ¿quién iba a sospechar que el swing estaba presagiando tanta miseria? De pronto reventó la gloria. Algunos invitados a las fiestas de Long Island alquilaron suites en Waldorf Astoria para arrojarse al vacío y junto a su cadáver aplastado en el asfalto del Park Avenue los del carro de la leche ni siquiera volvían la cara. Las colas de los cines para ver al Gordo y el Flaco daban la vuelta a la manzana y eran idénticas en tamaño a las que formaban los parados con un cazo en la mano ante las perolas del Ejército de Salvación. Deme diez centavos, hermano. Glenn Miller grabó su primer disco en 1932 y Dorothy Parker le había escrito la letra: "Quién iba a saber que el amor era esto". ¿Dice usted amor? Para salir de aquel marasmo hubo necesidad de hacer una guerra mundial con 50 millones de muertos. El propio Glenn Miller fue uno de ellos. La Gran Depresión del 29 aún suena a jazz y Scott Fitzgerald nos transmitió su última seducción. Si las réplicas del actual cataclismo financiero acaban por reventar, como entonces, las calderas de la banca y se va todo al infierno, imagina qué clase de seducción tendrá nuestra época mañana si no es la misma codicia de siempre poblada esta vez de catetos del ladrillo y brokers bailando juntos alrededor de las hormigoneras.

MANUEL VICENT (EL PAIS 28/09/2008)

21 sept 2008

Sí y no al bebop



"La música negra que se desarrolló en los años cuarenta tenía más de un vínculo, vínculos que no eran meramente accidentales con la rebelión social a la sazón en marcha. Hasta cierto punto esta música era el resultado de conscientes intentos de apartarla del riesgo de disolución en la sociedad general, e incluso del peligro de ser comprendidos por ella (...) Nota destacada a tener en cuenta es que los jóvenes músicos querían ser tratados como artistas serios y no como simples profesionales dedicados a entretener al público. Y esa actitud tuvo el efecto de disipar inmediatamente aquella protectora y provinciana atmósfera de "expresión popular" que envolvía al jazz. Varias veces se ha dicho que músicos como Charlie Parker, Thelonious Monk y Dizzy Gillespie afirmaron: "me importa muy poco que me escuchen cuando toco" (Amiri Baraka - Blues People)
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"El negro rehusaba seguir interpretando el papel de cómico eminentemente negro que se asociaba al Tío Tom. Y así empezó a tocar un jazz más revolucionario, aparentando aburrimiento y desentendiéndose por completo del público" (Marshall Stears - The Story of Jazz)


"En la primera gira de la orquesta de Dizzy Gillespie por el Sur de los Estados Unidos, las masas negras que esperaban una música simple dormitaban durante los conciertos" (Lucien Malson- Histoire du Jazz Moderne)
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"Hoy podemos decir que el bebop y en general el llamado "jazz moderno" tiene un público fundamentalmente blanco y sólo ha encontrado un auditorio negro entre la burguesía con pretensiones vanguardistas y entre intelectuales supuestamente radicales, pero educados y completamente imbuidos en la mentalidad y forma de pensar del mundo blanco.
Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta que el bebop que nació como una música anti-burguesa y anti-sociedad americana, ha ido adquiriendo cada vez más un carácter de música seria e intelectual perfectamente adecuado a la burguesía avanzada y fácilmente asimilable por la sociedad americana" (El Jazz - Ricard Gili)

15 sept 2008

Una protesta fría y ardiente



"El sonido de Miles Davis es el del luto y la resignación. El luto y la resignación –unidos a un incondicional deseo de profeta, menos musical que personal- existen independientemente de lo que Miles expresa en general: y lo que expresa son cosas alegres, agradables y afables, pero todas en ese tono triste y refinado.
Miles fundó y representa la segunda fase de la moderna trompeta de jazz después de Gillespie: arcos melódicos líricos en los que se cultiva de manera admirable la refinada sencillez, y todo ello con un sonido en el que la melancolía prevalece sobre la brillantez, cargada de una protesta a la vez fría y ardiente”

(Joachim Berendt - El Jazz: De Nueva Orleans al Jazz Rock)

13 sept 2008

Esto ya lo toqué mañana


"
Johnny estaba en gran forma en esos días, y yo había ido al ensayo nada más que para escucharlo a él y también a Miles Davis. Todos tenían ganas de tocar, estaban contentos, andaban bien vestidos (de esto me acuerdo quizá por contraste, por lo mal vestido y lo sucio que anda ahora Johnny), tocaban con gusto, sin ninguna impaciencia, y el técnico de sonido hacia señales de contento detrás de su ventanilla, como un babuino satisfecho. Y justamente en ese momento, cuando Johnny estaba como perdido en su alegría, de golpe dejó de tocar y soltándole un puñetazo a no sé quién dijo: "Esto lo estoy tocando mañana", y los muchachos se quedaron cortados, apenas dos o tres siguieron unos compases, como un tren que tarda en frenar, y Johnny se golpeaba la frente y repetía: "Esto ya lo toqué mañana, es horrible, Miles, esto ya lo toqué mañana", y no lo podían hacer salir de eso, y a partir de entonces todo anduvo mal, Johnny tocaba sin ganas y deseando irse (a drogarse otra vez, dijo el técnico de sonido muerto de rabia), y cuando lo vi salir, tambaleándose y con la cara cenicienta, me pregunté si eso iba a durar todavía mucho tiempo(...)"
(Julio Cortazar - El perseguidor - 1967)



Quinteto de Charlie Parker y Miles Davis en un disco de 1947 con dos temas de éste último: el clásico Milestones y Half Nelson.
Charlie Parker toca el saxo tenor.
Miles
no ha cumplido los 21 años
, pero acompaña a Bird en el liderazgo del grupo.

10 sept 2008

Escuchando a Van Morrison

"Estoy en casa escuchando a Van Morrison, que canta When the leaves come falling down y me parece oírle decir que la vida es una calle de París mojada por la lluvia. Estoy en mi casa de Barcelona. A mí me gusta París. Escucho a Van Morrison y me acuerdo de una amiga, cuyo ideal en la vida era estar por la noche en un bar y ver las hojas de los plátanos moverse, sentir el viento y mirar cómo pasan las luces de los trenes a lo lejos. Mi ideal se parece al de mi amiga, pero el bar estaría en una calle de París mojada por la lluvia, se oiría cantar a Van Morrison esas baladas –que como dice Handke- contienen el canto de una vieja, de una mujer, de un niño y de un hombre: la voz de un hombre.

A veces mi sentido de la ironía alcanza a París mismo, y entonces me gusta Nueva York. Cada vez que alguien nombra a Duchamp, pienso que mi vida ha estado siempre equivocada y que en lugar de vivir en Barcelona y estar enamorado de París, debería haber vivido siempre en Nueva York, en el apartamento de Duchamp, por ejemplo. Y escuchar allí a Van Morrison cantando a una calle de París mojada por la lluvia y ver al mundo moverse, sentir el viento y mirar las luces de los trenes que viajan y saber que ya no los alcanzaré."
Estoy en casa escuchando a Van Morrison / Enrique Vila-Matas
(2-08-2008)

8 sept 2008

El más chulo del paraíso



En los años 20, surgió en Nueva York un pequeño oasis de libertad y tolerancia para la población negra brutalmente discriminada en el resto de Norteamerica. Aquel paraíso era Harlem, entonces un barrio tranquilo y con cierto encanto que sacaba provecho de su situación privilegiada al norte de Central Park en pleno Manhattan. Hacia allí emigraron gran cantidad de intelectuales, artistas y gente común que anhelaba una vida diferente lejos de la marginación y la estupidez racista.
En aquel contexto de libertad pudo florecer una generación de escritores -
McKay, Toomer, Fauser - filósofos- Alian Locke etc.- artistas - Aaron Douglas o Edward Burra, sociólogos- W.E.B. DuBois- y activistas asociados en la National Urban League o la National Association for the Advancement of Colored People que fueron los pilares de lo que se acabó denominando Renacimiento de Harlem. Era un movimiento forjado en el deseo de dignificar la condición negra y como tal, reivindicaba el acceso de la población afroamericana a la alta cultura blanca.
Frente a ese Harlem de élite, también se fue constituyendo un Harlem modesto, formado por personas de clase trabajadora atenazadas por estrecheces económicas que tenían su origen en la dura combinación de salarios paupérrimos con alquileres escandalosos. Sin embargo, tenían la música nueva -el jazz- y el baile. No fue extraño que en ese se les ocurriese usarlos para aliviar su problemas. Así nacieron las House Rent Parties, que como su nombre indica eran fiestas que tenían como objetivo recaudar fondos para el pago de los alquileres inmobiliarios.
"Metían a cien personas o más en piso de siete habitaciones, hasta que no cabía nadie más en las viviendas"
En aquellas fiestas el piano lo era todo.
Y del piano surgió un estilo: el stride, mezcla del viejo rag-time con la improvisaciones y las florituras que tanto atraían a aquel público, necesitado de diversión. Tanto atraían al público aquellas improvisaciones, que acabaron convirtiéndose en una pura batalla de malabarismos al teclado: los cutting contest.
En esas batallas había en los años 20, tres héroes que dominaban todos los torneos:
la gran estrella del grupo Fats Waller , James P. Johnson y su eterno rival Willie "The Lion" Smith.
William Henry Joseph Bonaparte Bertholoff Smith decía siempre que en sus venas corría sangre judía, española, negra e india. Su apodo, según él mismo, se lo ganó a pulso luchando en la Primera Guerra Mundial.
Tocando era igual. Con su sombrero hongo, su puro encendido -con el que incluso se atrevía a cantar tal como se ve en el vídeo adjunto- siempre estaba bien dispuesto para la contienda. Ellington, del que fue mentor, decía de él que tenía "corazón de gladiador" En aquellas peleas al piano, no tenía compasión e interrumpía sin misericordia a sus rivales cuando se daban por vencidos tras ser incapaces de emular sus acrobacias. Sin embargo llevo una carrera discreta, al tocar en solitario en la época tumultuosa de las grandes orquestas.
A partir de los años 40 resurgió su figura gracias al reconocimiento de su "paternidad musical" por parte de Duke y otros pianistas; eso le permitió realizar múltiples giras por USA y Europa hasta comienzos de los 70 sin apartarse del estilo stride que le dió a conocer.
Su autobiografía salió publicada en 1964 y lleva por título: Música en mi mente: memorias de un pianista americano. Murió en el año 1973.


2 sept 2008

Lunes noche en el Vanguard

Juan Claudio Cifuentes nos guía, a través de los mejores directos ofrecidos por una de las 'big band' más legendarias del mundo del jazz. En los años 60 y los 70, hablar de la orquesta de Thad Jones y Mel Lewis, era girar en torno a un gran referente musical de la época, que a día de hoy se mantiene. En 'A Todo Jazz' nos recuerdan algunos de sus mejores conciertos, entre ellos, los ofrecidos en los años 67 y 68 en el Village Vanguard en Nueva York.



Y la actuación estelar de:

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