Todo parece indicar que Johann Sebastian Bach se sintió muy feliz cuando el príncipe Leopold le dio carta blanca al contratarlo como maestro de capilla en 1717. La austeridad calvinista de la corte de Cothën era contraria a los refinamiento de la música sacra y por tanto el músico alemán pudo entregarse sin cortapisas a su pasión por la música profana.
En aquella época, el violonchelo era un instrumento con apenas un siglo de historia. Sin embargo, tras un período en que era usado exclusivamente como bajo continuo en detrimento de la viola de gamba, estaba alcanzando cierto status como solista gracias a las composiciones de músicos italianos como Gabrielli o con posterioridad a Bach, de Antonio Vivaldi:
Bach se había liberado de las presiones cortesanas que le había mortificado en su fértil etapa en Weimar y ahora al poder desarrollar su talento en plena libertad, pudo componer algunas de sus obras más celebradas: los Conciertos de Bradenburgo, las sonatas y partitas para violín, las suites para orquesta y las seis suites para violonchelo solo:
No hay copias originales de las seis suites para violonchelo solo. Los manuscritos existentes fueron realizados por alguno de sus allegados, como el de su segunda esposa la cantante lírica Anna Magdalena Wilcke. Se trata de partituras con anotaciones diferentes entre ellas pero con una característica común: respetan la estructura de la suite con sus cuatro movimientos clásicos: una danza alemana lenta(allemande), una francesa rápida(courante), la zarabanda española también lenta y la vivaz giga inglesa. Estas danzas están precedidas por un preludio y entre la zarabanda y la giga incorporan un tema variable: un minuetto en las dos primeras, un bourrée en las intermedias y una gavota en las dos últimas.
Esa estructura tan rígida, tan simétrica, tan ortodoxa hizo que fueran durante muchos años considerados como obra meramente de estudio y menor dentro del enorme repertorio del genial músico alemán. Incluso los propios cellistas no tenían interés por ella más interesados por las composiciones del período romántico y postromántico. Las cosas permanecieron así hasta finales del siglo XIX. Fue en 1890 cuando un jovencísimo Pau Casals las descubrió en una vieja tienda musical de Barcelona y se sorpendió de lo que tenía entre manos:
Obsesionado por aquel tesoro, las estudió a fondo durante muchos años y cuando se sintió preparado las interpretó conjuntamente tal como él las veía, como si se tratase de una obra única divida en seis suites:
De repente el mundo abrió sus oídos y se dio cuenta de lo que se había perdido por pura pereza. Los viejos sonidos olvidados demostraron su insondable poderío doscientos años después. Incluso traspasaron los límites y se asomaron a territorios antes no explorados. Con nosotros se quedarán para siempre.
Para siempre.
nicolas nageotte
-
nicolas nageotte, clarinete.
granja vieira. hestejada de las arts. uzeste. 26 agosto 2012.
Hace 1 día
Escuchar y leer esta selecta propuesta violonchelista me ha llevado más de media hora. No creo que a lo largo del día tenga sensación de disfrutar el tiempo como el aquí empleado...
ResponderEliminar"Pedazo" de nivel...
Gran homenaje al violonchelo. Me alegro de que los grandes compositores supieran apreciar el sonido singular de este instrumento tan valioso. Los intérpretes de la elección de vídeos son extraordinarios. Adoro a Pau Casals y ese vídeo me ha emocionado profundamente, bellísimo sólo, estar allí en esa iglesia en directo debió ser muy emocionante y a la vez espiritual. Por un momento siento que estoy allí.
ResponderEliminarPrecioso. Necesito momentos como éstos donde siento que mi alma se desliza suavemente entre nubes.
Un beso, Doc.
Qué bello, Krapp ...esos dos videos de Casals, sobre todo.
ResponderEliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUn lindo reconocimiento del violonchelo, me ha gustado la interpretación del concierto de Vivaldi, seguramente debe ser por mis preferencias por los barrocos italianos, particularmente los violinistas, Vivaldi, Corelli, Scarlatti y Torelli.
ResponderEliminarSaludos.
Bellísimo. No solo de Jazz vive el hombre.
ResponderEliminarIndependientemente de lo que escribas por aquí, la visita a tu blog ya vale la pena sólo por lo inquientante del pestañeo de tu imagen de perfil.
ResponderEliminarEn plan de coña, eh. Es que era la primera vez. Volveré :p
Ahhhh. Un regalo para el espíritu, Doc. Creo que voy a invertir otra media hora mañana. Gracias
ResponderEliminarMe he quedado algo así como el amigo Luis Antonio...
ResponderEliminarLlevo más de media hora: El maestro Bach se lo merece (así como el autor de la entrada) La suite nº 1 que deliciosamente tocaba Casals me ha derivado a Bobby McFerrin, a Gounoud...y de vuelta a McFerrin !!cosas!!
Tengo programado publicar una entrada sobre la forma de la suite y otra del violonchelo así que, sin duda, este será uno de los enlaces.
Me quedo con Ferrin...;P
Pd:) gracias por "Me la suda"...jjjj...
Besotes
Ese si que es un elogio inmerecido, Luis aunque me gusta, no podría ser de otra manera, que la música suscite emociones parecidas.
ResponderEliminarEl sonido singular de este instrumento es tan profundo y casi místico que necesita auditorios tan solembnes como esas viejas iglesias para ahondar aún más en nuestra sensibilidad. Bonitas palabras, Esther. Un beso.
Gracias, Tesa.
A mi también me gusta esa interpretación, Hector y me gusta esa obra de Vivaldi. Italia fue la impulsora del cello en el barroco temprano y luego en el tardío. Debemos recordar a ese maravilloso cellista y extraordinario compositor Boccherini.
ResponderEliminarNo solo de jazz pero si de la música en cualquiera de sus manifestaciones, incluso las no creadas por el ingenio humano Dizzy
Un doctor en Patafísica debe cuidar su aspecto, Alvaro. Te puedo asegurar que lo del guiño no es para ligar con mis comentaristas, solo es que prefiero mirarlos fijamente. Bienvenido.
Qué te cunda la media hora, Armando y mejor si es a la medianoche o en la sagrada hora de la siesta.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola. Yo me sigo quedando con Casals y con Rostropovich. Estaré atento a tus entradas sobre el tema. En tu blog siempre aprendo cosas interesantes y diferentes. De nada y besos
Dr...me quedaba -literalmente- con McFerrin en ese momento, sin dejar a Casals y a Rostropovich, y sin olvidar nunca al maestro Bach
ResponderEliminarbesote
Gracias Krapp, tu siempre iluminando el camino y mostrándonos nuevos senderos.
ResponderEliminarLas suites para cello solo de Bach son una de mis obras favoritas de toda la historia de la música...gracias mil...he llegado a estudiar algunas, y ahora me doy el lujo de escuchar estudiarlas a mi hija, la eterna belleza de Bach... sol re si la si re si re...
ResponderEliminartambién las versiones de Maisky son preciosas, más ascéticas quizá, pero de gran emoción, como si el intérprete se "ocultara" para escuchar un Bach más puro...
Bueno, Max, qué puedo decir... Acabo de llegar a casa, mi mujer y mis hijos duermen...
ResponderEliminarEscuchar a Bach inmediatamente después de mi bolo (un poco caótico, dadas las circunstancias) a través de estas profundas y hermosas composiciones para violonchelo, me ha ayudado a acompasar el 'tempo' de mi corazón y a poner de nuevo las cosas en su sitio: la sola soledad, la intimidad de mi espíritu viviente...
Así que me voy a la cama con el sentimiento del deber cumplido y el punto necesario para conciliar el sueño en paz conmigo mismo.
Gracias.
Cuánta música dormirá todavia, esperando al Casals que venga a despertarla. Y es que la música no es sólo lo que está escrito. Es lo que no está.
ResponderEliminarSalud.
Claro, Lola, hay música y músicos diferentes para cada momento.
ResponderEliminarMadre mía, Nico, te aseguro que de Moises tengo bien poco :) pero gracias por tus palabras.
Me gusta que te gusten, Myriam y me gusta aún más que tu hija sigue tus pasos. Son bonitas las versiones de Maisky, yo he escuchado alguna cosa, y sí sin duda lo que he oído suena como más despojado.
Si está música ha servido para "rearmarte" después de una de esas jornadas tumultuosas pues, mira, me haces realmente feliz, Sebastian.
ResponderEliminarPoco te puedo decir más.
Seguro que mucha, Troglo, por eso los cucos del jazz han decidido no guardarla en esas tumbas llamadas partituras y dejar que sobrevuelen eternamente. Salud.
Bien por Troglo, me encantó.
ResponderEliminarHoy he estado repasando tú web en profundidad y me parece excelente. Te apetece intercambiar links con mi Música para Gatos? Si fuera así por favor comentamelo. MpG la encontrarás en www.jazzfunkbossaok.blogspot.com
ResponderEliminarSaludos y felicidades por tú excelente espacio.
Jazzy
Troglo siempre está bien, Myriam. Nunca falla.
ResponderEliminarYa te he enlazado como te comenté en tu blog. Gracias y un saludo, Jazzy