
Cuando nació Edward, su madre Daisy, tomó una decisión terminante: haría todo lo que estuviera en su mano para darle a su hijo la mejor educación y convertirlo en un hombre digno y ejemplar. Pretendía que se valiese por si mismo y se alejase de los estereotipos racistas que destruían la autoestima de la gente de color en aquel tormentoso fin de siglo.
Su hijo agradeció el esfuerzo y siempre la tuvo cerca como ayuda y apoyo espiritual en las no siempre fáciles vicisitudes por las que tuvo que pasar. Incluso al convertirse en un famoso director de big band la llevo a vivir consigo. En 1935 fallece Daisy Kennedy Ellington y su hijo se derrumbó de dolor.
"Todo ha terminado, ya no tengo ambiciones"
Durante días se encerró en su casa de Nueva York sin querer componer y acompañado unicamente por el alcohol. Pero siguió intentándolo y finalmente compuso una obra radicalmente diferente a las que había escrito hasta entonces.
Duraba 13 minutos, tenía 3 movimientos y ocupaba las dos caras de dos discos.
Reminiscing in Tempo causó un tremendo desconcierto. Para algunos era excesivamente pretenciosa. El mismo John Hammond, gran valedor blanco del jazz y concretamente de la música swing, acusó a Duke de "haber cerrado los ojos a los abusos que había sufrido su raza y su propia clase social" .
Sin embargo, el paso de los años puso cada cosa en su sitio.
Gunther Schuller dijo de ella:
"Nadie había abordado un proyecto tan ambicioso en relación con la composición y la instrumentación jazzística. De hecho, quizás el elemento más destacado de la obra sea la interacción existente entre composición y orquesta (...).
Y aun así lo más destacado de la obra radica en lo maravilloso de su tema musical, su ánimo melancólico y sereno, las armonías sensuales e insinuantes, la delicada calidez de los colores orquestales, convirtiéndola en una memorable pieza musical"
Por su parte el célebre crítico musical británico, Máx Harrison, escribió lo siguiente en 1964:
"El éxito musical de "Reminiscing In Tempo" perdura, y, por fútiles que, en cierto sentido, puedan resultar estas especulaciones, su lugar entre las mejores piezas jamás compuestas por Ellington nos aproxima a la eterna e irresoluble cuestión sobre él como compositor. Como el gran avance que fue, "Reminiscing in Tempo" nos compele a preguntarnos qué habría pasado si hubiera avanzado por el camino en el que se estaba adentrando."